Esta mañana amanecí en tu cama, me despertó el gallo con su quiquiriquí famosísimo y odiadísimo. Vi los hoyitos de la lámina que dejan pasar los hilos de luz del cuartito verde y te vi sentada en la silla de madera, la chiquita, oye, era muy temprano para pelar naranjas, no? Prendiste la estufa pusiste el pocillo azul de peltre un poco despostillado lleno de café con leche; en el comal tres chiles chipotles secos, cinco chiles anchos y un puñito de semilla de calabaza para el pipián de mañana.
Lavaste los trastes con ese jabón de barra verde tuna "Don Máximo" te encanta su aroma lima limón; te vi preocupada, quizá sentías que estaba yo ahí! Chiflabas mientras le dabas de comer a tus pollos y por ahí los espantabas para que no escarbaran la tierra. Recogiste guayabas, compusiste el corral y te fijaste si las ciruelas ya estaban.
Sacaste tus papeles del banco, tu cita con el doctor y el telegrama. Probaste tus sombrillas floreadas por aquello de que no funcionaran. Compraste un garrafón de agua y pagaste con un billete roto, tramposa! Hablaste por teléfono con mi mamá le dijiste que ya no fuera tan mal hablada y con tan feo carácter o si no le pasaría lo que a doña Carmen, que se le reventó la bilis de tanto coraje. Mentira, doña Carmen ni existía.
Hablaste con tus nietas y te secreteabas con la otra. Te llegó una carta de mi tía de Xalapa, te carcajeaste hasta que te dolió la panza. Hacía calor estabas rojísima de la cara. Lavaste tu ropa y la tendiste, se veía tan blanca que parecía verse azul. Escuchaste las noticias de la radio después le seguiste con los sones cubanos, Compay Segundo remataste con La Sonora Santanera. Te bañaste te quedó la cara blanca blanca, te pusiste tu medio fondo beige; siempre te vestías por partes. Te peinaste tus chinitos de mentiritas que yo te hice pero como me pasé de tiempo quedaste como negrita cucurumbe.
Tenías que irte era ya tarde, al regresar cocinarías el adobo de espinazo de cerdo con arroz rojo le pondrías mollejas e higaditos, irías al mercado Morelos, también a visitar a mi abuelita del centro, ah, con el zapatero de la Malpica y con las señoras que vienen desde Pajapan con sus canastas de mimbre llenas de mango ataulfo, tommy, petacón, piña, manila, pájaro y del verde.
Tenías que irte era ya tarde, al regresar cocinarías el adobo de espinazo de cerdo con arroz rojo le pondrías mollejas e higaditos, irías al mercado Morelos, también a visitar a mi abuelita del centro, ah, con el zapatero de la Malpica y con las señoras que vienen desde Pajapan con sus canastas de mimbre llenas de mango ataulfo, tommy, petacón, piña, manila, pájaro y del verde.
Así que apagaste todo, te pusiste perfume, cerraste la casa. No me viste.
Con ropa de colores, una bolsa vieja, zapatillas amarillas, me puse un espectacular turbante y me pinté la cara. Corrí mucho para alcanzarte, darte un beso y bailarte chueco. No te alcancé. Pero me viste de lejos y bailé para tí.
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Hermoso!!! sin palabras!!!
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