Abrir la puerta, tomar el tenedor, encender la luz, lavarte los dientes, agarrar el vaso, cocinar, saludar a alguien, ponerte el pantalón de mezclilla corte cigarro, ponerle agua a las plantas, quitarte el brasier, sobarte la panza, secarte las lágrimas... Casi todo lo hacemos con las manos. Me encataba como las movía Michael Jackson al bailar y los mimos callejeros ni hablar, me enamoré de uno en el Vieux Port y de niña, de un payaso del parque, aunque sobre todo no olvido las manos familiares.
Las manos que más recuerdo son las de mi tía Ana, las movía de una manera tan sublime que me encantaba. Esas manos me enseñaron a escribir en mi cuaderno de doble raya, a costurar las pretinas, los ojales y los dobladillos en mi taller de corte y confección, me daban una caricia inesperada y admiraba la femeneidad con la que cada día estaban perfectamente arregladas. Pintaba sus largas uñas con una infinita variedad de deliciosos esmaltes nacarados o máte, del bugambilia al nude. Y tienen la caligrafía más increíble que yo conozca.
Siempre que podía veía detenidamente las manos de mi mamá, sin que lo notara, me preguntaba qué sentían o si sentían, pocas veces las tuve de cerca de una manera pacífica, se veían todas apuradas como su dueña, no paraban hacían miles de cosas al mismo tiempo pero me inspiraban mucha ternura, las amaba.
Yo simplemente no puedo hablar sin moverlas, todo el tiempo. Aveces siento que mis manos tienen vida propia, no sé, una sensación extraña, pero tranquilizadora a la vez. Percibo el mundo a través de ellas. No sabes la infinidad de veces que me han acompañado en charlas acaloradas, ellas terminan de decir lo que a veces mi boca no puede y en cada momento importante de mi apasionada vida siempre las siento a ladito de mi, tocandome, motivandome y algunas veces pendejeandome!
Las manos reflejan parte de nuestra personalidad, hábitos, costumbres. Son un medio para comunicar y para enamorar y para que la energía fluya. Es una manera de que el alma se mueva. De que los sentidos se alteren, que el universo nos vea. Representan la acción, la pasión y la creación. La libertad de nuestra voz.
Tomar a alguíen de la mano es una hermosa manera de expresar amor, es como una sonrisa escondida. De chiquita siempre hacía cosas raras con mis manos, me fascinaba la sensación de meterlas en los sacos de lentejas, de frijoles o de cualquier legumbre que vendían en el sobre ruedas. Las mojaba y me echaba un montón de jabón para que estuvieran bien limpias.
Con los años me he hecho más consciente de lo maravillosas que son las manos como gloriosas son las actrices de teatro cabaret. Tocar, descubrir y sentir.
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