Esta mañana caminé casi una hora de regreso a casa, solo escuchaba los lejanos ruidos de los coches, mi corazón acelerado y el silencio. Podía percibir el ruidito de las hojas naciendo en los troncos negruzcos de los altísimos árboles. El silencio tiene un sonido particular, huele dulce muy sutil y nos protege de nosotros mismos.
Creo que es importante tener un momento para escuchar nuestra propia respiración, dejar que el silencio nos hable muy cerquita de la boca y dejarnos seducir con su aliento. Cada vez más subestimamos su poder, la palabra suele ser vanidosa. En internet, solemos ser aún más exhibicionistas de nuestra ignorancia, torpeza y mezquindad.
Creo que es importante tener un momento para escuchar nuestra propia respiración, dejar que el silencio nos hable muy cerquita de la boca y dejarnos seducir con su aliento. Cada vez más subestimamos su poder, la palabra suele ser vanidosa. En internet, solemos ser aún más exhibicionistas de nuestra ignorancia, torpeza y mezquindad.
Creemos que lo que decimos nadie lo notará, nos sentimos libres y sin recato alguno. Intervenimos, nos quejamos, maldecimos o estamos con una interminable sonrisa con la mazorca de fuera o con frases de optimismo, superación personal y fragmentos filosóficos de como vivir la vida; yo me pregunto sí están conscientes de lo que escriben y quisiera saber sí hacen lo que dicen.
La acción de quedarnos callados no es algo que nos salga muy bien, creemos que callar es síntoma de indiferencia, de ignorancia, de ingratitud. Creemos que si callamos concedemos. El silencio, como condición necesaria para pensar, está en vías de extinción. Y nosotros junto con él. Ya no es sólo asunto de paz auditiva. El ruido de todos a la vez agita el ringtone del teléfono celular y se cansa en Facebook. Por qué insistimos en opinar donde no hace falta, de quejarnos donde no nos afecta?
No es posible dejar el estado de Facebook vacío, es casi como admitir que no estamos pensando en nada. Los tipógrafos aún no inventan el silencio on line.
woww!!!
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