12/01/2011

Kate Moss, David Bowie





Mordiendome los labios, tomandome un vodka tonic y fumandome un cigarro matinée de esos que me gustan tanto veo a David Bowie una vez más como lo hice la primera vez hace más de 20 años.

Era a mediados de los 80's una tarde de esas que regresaba de mi curso de taquimecanografia toda apurada y sudada para platicar como cada tarde con mi abuelita Tola de esas historias de aventuras que tanto nos gustaban. Me preparaba un chocomilk con mucho hielo, nos sentábamos en el corredor, sentía su mano delgada y suave sosteniendo la mía mientras me contaba que los vikingos llegaron al puerto sin provisiones y sin esperanza; enterraron sus tesoros en cuanta casa cercana al mar existía para así abandonar esas tierras y seguir conquistando otras más que se dejaran.

Había gente que al escarbar la tierra para sembrar un arbolito de limón encontraban monedas de oro, entonces de la noche a la mañana se hacían ricos y montaban negocios de telas importadas.  Decía mi abuelita que en su casa había un gran tesoro y que algún día lo encontraría. Me daría varias monedas para que viajara por el mundo entero, le trajera muchas fotos y muchas historias nuevas. Así que cuando mi abuelito Chano no estaba, mi tía Tita dormía la siesta de las tres de la tarde y ella estaba haciendo alguna escultura, yo salia en chinga loca a escarbar con la cuchara, tanto que me salían ampollas; no encontraba más que botones, clavos, pedacitos de vidrios en muchos tonos de verde, resortes, maderas con  formas raras, lombrices, cienpies, los clásicos perritos de agua puerca y una gran variedad de hongos. Era feliz, eran mis tesoros. Observaba de cerca el caminito que hacían las hormigas, no paraban, perecía como si platicaran mientas cargaban migas de pan, me fascinaba ver las maravillas que podía encontar, las diferentes hojitas que las plantitas cargaban, todo tocaba, hasta me olvidaba del tesoro con monedas de oro por ver cada granito de arena tan de cerca.


Me enseñaba a escribir en taquigrafía gregg y me salia perfecta. Solo la podíamos leer y escribir ella y yo. Recuerdo esos enormes lienzos de cartoncillos de colores donde con todo su talento de artista dibujaba unos rostros hermosos, los más bellos que yo había visto jamás, parecía como si me miraran y me sonrieran. Algunas veces llegaba a parecer que tenían vida aunque fueran solo trazos de lápiz dibujados a media luz.

Esa tarde vimos juntas la película "Laberinto" con un reparto de títeres, gnomos y seres fantásticos que se convirtió, desde ese entonces en una de mis películas favoritas y que más me ha cautivado.
 
Se trata de una hermana mayor, Sarah que se queda encargada de cuidar a su medio hermano. El pequeño no deja de llorar y Sarah en un arrebato le pide (por error) al Rey Goblin, un personaje de su libro favorito, que se lleve a su hermano. Finalmente su deseo se cumple y el Rey Goblin ( David Bowie) se muestra ante ella diciéndole que para recuperar a su hermano tiene 13 horas en las que debe resolver su laberinto y llegar hasta su castillo para evitar que Toby se convierta en un Goblin. Jareth trata de impedir que Sarah llegue a la meta, la pone a prueba con juegos mentales, difíciles acertijos e innumerables trampas a lo largo del difícil laberinto, que cambia constantemente. Gracias a ello Sarah irá conociendo nuevas amistades que le ayudarán en su aventura por el laberinto. Sarah  debe decidir su camino en la vida, es decir, enfrentarse a la realidad de que ya no es una niña.

En esa época jamas habia visto algo así, era una mezcla de Alicia en el País de las Maravillas, Oz Un Mundo Fantástico y Le Cirque du Soleil.





Se me remueven recuerdos profundos de mi niñez que viví con una de las personas más importantes en mi vida. Con ella conocí la mágia que debe de existir en mí para poder ver mi mundo diferente, uno que me hace percibir mis emociones y poder hablarle de cerca al universo. Se mezcla todo esto con el gran gusto que tengo por las revistas de moda et voici mon cadeau de Noel!


 Aparece  Kate Moss con un llamativo traje y teñida de rojo en la portada  de Vogue Paris Décembre 2011  para rendir tributo a uno de sus héroes de la música: David Bowie y a mí me hace profundamente  feliz.



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