5/05/2012

Una noche inolvidable


Tenía 11 cuando fuimos de vacaciones de verano  a San Francisco, pues sí, fue hace mucho pero lo recuerdo como si fuera ayer. Estabamos locas, imagínate si no, visitaríamos a mi tío, aparte sería nuestro primer viaje  a otro país!. Una ciudad bellísima con un cielo azul sin nubes que contrasta con el  naranja langosta del famosísimo puente colgante Golden Gate.

 Un día después de visitar la ciudad, conocer el Chinatown,  probar la  emblemática Clam Chowder Soup  y tomarme muchas fotos en  Lombard Street, la calle más curva del mundo, estaba todo listo para una velada  en el sofisticadísimo departamento con ventanales enormes que permitían hacernos sentir en el patio, justo a lado de dos bellísimos árboles de ciruelas rojas.  En ese momento escuché a Sade Adu y quedé encantada con la de Smoooooth  Operator, me impactó, desde esa noche se convirtió en mi cantante favorita.

 Con los años mi gusto y fascinación por el Soul suave, melodioso y sensual de la artista se había convertido en un ícono  importantísimo en mi vida. Era sentirme enamorada, tomando vino en alguna fresca terraza, platicar por horas interminables con mis  amigos entrañables y así empezaba a tomar fuerza mis noches de nostalgia.

El año pasado la vida conspiró y pude verla en Vancouver. Qué suerte tengo. Soy una tipa suertuda y cabrona.

 Alejada del mundo y refugiada en algún lugar del norte de Londres, con sólo 7 álbumes en 25 años de carrera, la ermitaña cantante hace una gira mundial de las poquísimas que ha hecho.
 Abre el concierto John Legend con Each Day Gets Better. Me compré una playera de souvenir y dos cervezas. Tras el intermedio, el escenario se apaga, para sonar las primeras notas de Soldier of Love, Sade aparece  a contra luz vestida en negro con el pelo recogido  con  exageradas arracadas plateadas, un sofisticado rouge à lèvre color rojo manzana, un delineado alargadísimo y perfecto en sus ojos color onix. El sonido moderno pone fin a la espera y empieza una noche de emoción recorriendo parte de su último trabajo y sintiendo el mundo atrás con todos sus clásicos.

No fue necesario que hablara tanto, su sonrisa contagiosa y sensual bastó para que los que estabamos ahí nos entregaramos en un instante. Siguió con Your Love is King, Kiss of Life. En la pantalla gigante aparece de fondo un vidéo personal, casual, despreocupado, con la cara pecosa y un vestido verde limón con una estética technicolor. Todos nos paramos de nuestros lugares, era imposible no hacerlo, bailamos y todo estaba a media luz.

Con carteles color neón canta el primer éxito de su carrera Smooth Operator. Ahora viste un pantalón negro, chaleco, una blusa blanca de manga larga al estilo garcon. Entre canción y canción hay obscuridad y silencios que permiten asimilar el gran espectáculo. La artista seduce y enamora. Su voz inigualable y sus músicos extraordinarios hacen que la noche sea mágica. Los músicos hacen solos increíbles que permiten a la cantante hacer un cambio más de vestuario. Sade aparece nuevamente, ahora con un exquisito vestido color blanco perla para cantar una de mis canciones favoritas Pearls, queda sola en el escenario y se ilumina una luna llena de fondo, se anaranja hasta el rojo, es una bella tristísima canción con un grito desgarrador de  Aleluya! dejándonos con un nudo en la garganta. Una noche descontrolada de emociones. La amplitud de su voz estremece. No termino de reponerme y canta No Ordinary Love. Con mi voz entrecortada, mi cuepo aun temblando llega a su fin el concierto de mi vida. Presenta a cada uno de los integrantes de su selecta y ajustada banda, donde todos brillan y en todo momento demuestran que disfrutan lo que hacen.

Sade no deja de ser única y glamorosa, canta Cherish the Day, así termina una noche sensual y cálida.
Yo me quedo con una sensación indiscriptible de haber presenciado un   espectáculo grandioso y emotivo, lo que esperába...

Una noche inolvidable!




Con mi playera de recuerdo en Vancouver


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